Los jóvenes sin estudios suponen la mayor tasa de desempleo
Barcelona. 06/12/14. Carlos Mancera, Carla Moure, Daniel Solera, Eva Torrent, Carlos Vecino .- Parece que empiezan a llegar los brotes verdes, un
cambio de tendencia en la economía española, y es que, de nuevo, en este
mes de noviembre el paro disminuye, y se sitúa en los 4,5 millones de
desempleados en España, según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
Pero aún hay muchos aspectos negativos en el mercado
laboral español: los datos del paro del tercer trimestre del 2014 muestran que los
más afectados por la situación de crisis y precariedad laboral son los más
jóvenes. La Encuesta de Población Activa (EPA) publicó
que la tasa total de desempleados ha sido entre julio y septiembre de un
23,7%, llevándose los jóvenes la peor parte en términos absolutos.
Más de la mitad de la fuerza de trabajo
juvenil se encuentra sin trabajo en nuestro país, concretamente un 52,4% de la población activa (que trabaja o quiere
trabajar) del grupo de edad que comprende entre los 16 y los 25 años. Si una
imagen vale más que mil palabras, un gráfico como el siguiente es necesario
para comprender el país en el que vivimos.
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Fuente: OCDE. Foto: Eva Torrent |
El alcance del paro juvenil no se queda en esa cifra del
52,4% que incluye a estudiantes que buscan un empleo. Según la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE),
el problema de España va más allá, ya que también es puntero en tener al mayor
número de jóvenes (en este caso hasta los 30 años) sin ningún tipo de
quehacer, es decir, que ni estudian ni trabajan, los llamados
"NI-NIs".
Como es de esperar, los jóvenes
involucrados en esta delicada situación son en su mayoría chicos y chicas
que en su etapa formativa no fueron más allá de la ESO. Sin embargo, a
día de hoy el hecho de contar con una titulación de estudios superiores no
garantiza de ninguna de las maneras el acceso a un empleo, ya que el paro
azota a estos jóvenes formados en un 29’6%, cifra también superior a la media
total.
Fuente OCDE. Autor: Eva Torrent
¿Qué hay de verdadero en la cultura NI-NI? Ni estudiar, ni trabajar.
A primera vista, es la ausencia de todo
tipo de obligación, la aspiración de muchos. El arraigo cultural que existe en
España en torno a las familias hace que buena parte de estos jóvenes no
tengan que preocuparse por buscar algo que les ocupe porque tienen un techo y
un plato encima de la mesa asegurados. Las apariencias engañan, y esta
especie de vacaciones permanentes termina en una pesadilla presentada en forma
de monotonía, que lleva a los que la padecen a no tener horizonte, ni planes,
ni sueños más allá del presente.
Este es el caso de Ana Belén Moreno (Badalona, 1996),
que con tan solo 15 años dejó de estudiar, sin haber acabado la ESO. Su
idea era ser peluquera, y por eso, cuando cumplió los 16 años tuvo la
suerte de empezar como aprendiz en una importante cadena de peluquerías, Marco
Aldany, que por aquel entonces vivía su máxima expansión.
Los años de la crisis llegaron y tocaron y
hundieron a la empresa de peluquería, que entró en Concurso de Acreedores. Moreno
se encontró sin trabajo y sin estudios, en medio de un desolador panorama,
con los niveles más altos de paro de la historia en este país. Pasó un tiempo
sin hacer nada, hasta que se dio cuenta de que su peor decisión había sido
dejar de estudiar. Por eso, ahora a los 18 años ha vuelto a empezar tercero
de la ESO, el curso en el que dejó de estudiar, para así al menos tener la
Educación Secundaria Obligatoria y poder optar a un futuro mejor.
Casos como los de Ana
Belén hay muchos ya que, como ella, muchos jóvenes se cegaron por el dinero
rápido que ofrecían muchos trabajos en aquel momento, como por ejemplo la construcción,
pero ahora son estos los jóvenes sin estudios los que más engrosan las listas
del paro.
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Requisitos para trabajar en el Burger King Fuente: Daniel Solera |
Si bien es cierto que cuando alguien en
público se refiere a los "NI-NIs" nos viene a la cabeza la imagen de
alguien joven en el paro y sin estudios, esta imagen no es más que un
estereotipo, un cliché que discrimina a chicas como Aida Pérez, que lo
vive como un ataque personal. “Es injusto que nos metan a todos en el mismo
saco. Dicen que no tenemos trabajo porque no tenemos estudios y no servimos,
pero yo por ejemplo tengo un ciclo superior y no me ha servido de nada”.
El caso de Aida Pérez (Vilafranca del
Penedès, 1993) no es un caso aislado. Hace un año y medio recibió su titulación
de grado superior en Integración Social, gracias a que durante dos años
realizaba más de 80 kilómetros diarios de desplazamientos en tren desde su
Vilafranca natal hasta el IES Can Vilumara, en Hospitalet de Llobregat. Tras
completar esta formación, Aida se orientó hacia el mercado laboral, donde hasta
ahora no ha visto recompensado su esfuerzo.
Si la resignación es
un sentimiento compartido entre los "Ni-Nis" como Ana Belén, la rabia
es lo que une a los jóvenes como Aida Pérez, que aún no se hacen a la idea
tan inculcada en las escuelas de que estudiar es sinónimo de prosperidad. Rabia
por sentirse estafados. Aida no está el 100% libre: los sábados rompe su
particular rutina de no tener ninguna obligación y acude bien pronto al mercado
municipal para despachar en una parada de fruta, que le reporta 40 euros
semanales, la perfecta definición de minijob para los gurús de la
economía. “Con eso me llega para mis caprichos como salir a cenar fuera o de
copas con mis amigos, pero me gustaría no depender de mis padres, no quiero que
tengan que pagarme la ropa o el gimnasio”.
Reivindicación
Otra joven con dificultades para encontrar
trabajo es Susana Robledo de Badalona. Ella explica que no era muy buena
estudiante y por eso no cursó ni ciclo formativo ni bachillerato. Con la ESO en
el bolsillo buscó trabajo y lo encontró, pero ni las condiciones ni la
remuneración le convencían por lo que decidió seguir buscando. Susana cree que
"las empresas a veces piden demasiados estudios o formación para empleos
que no lo necesitan". Ella misma se ha encontrado con varios
'peros' al buscar trabajo como cajera o reponedora de un supermercado:
Fuente: Carlos Mancera
Inconformismo
Tener más de una
titulación no te asegura poder encontrar un puesto de trabajo que tenga
relación con tus estudios. Juan Sánchez (Mollet del Vallés, 1989) tiene dos
títulos de grado superior en su haber, pero a pesar de eso, no puede trabajar
en su rama profesional y ha tenido que buscar otras alternativas de empleo
para poder llegar a fin de mes:
Fuente: Daniel Solera
Resignación
Pablo Cucurull en cambio, se muestra conformista con la situación
que vive. A sus 23 años afirma que la parada en el mercado que tiene su
familia es su alternativa a su escasa formación. El joven residente en
Argentona cursó la Enseñanza Secundaria Obligatoria y, con ello, dio por
finalizada su etapa como estudiante. Pasados 5 años y, tras entregar curriculums
por diferentes tiendas y supermercados de su zona, sigue sin encontrar trabajo
al margen del negocio familiar:
Fuente: Carlos Mancera
Esperanza
No obstante, sí que
existen jóvenes que afortunadamente pueden trabajar. José Juan García (Parets
del Vallés, 1989) trabaja dentro del sector audiovisual, algo para lo que se
ha preparado durante su época de estudiante. A pesar de que es de los pocos
jóvenes que pueden decir que trabaja de lo que le gusta, tiene claro que tiene
que seguir peleando para seguir prosperando en su especialidad:
Fuente: Daniel Solera
Un problema de todos
Un país que se apellide desarrollado no
puede permitirse dejar a nadie en la cuneta, tampoco a su fuerza de trabajo más
joven, por poco formado que esté. La escasez de oportunidades es un catalizador
de esta desigualdad creciente que padecemos, y de no atajarse a tiempo puede
convertirse en crónico y sobrevivir a la propia crisis. Los planes públicos de impulso al
empleo son insuficientes por la delicada situación de la Administración: el
ejemplo más clarividente es el último proyecto de ayuda a las empresas por parte de la
Generalitat, con una dotación total de 200.000 euros para
subvencionar prácticas no laborales.
La parte joven de la sociedad es quien más
sufre el drama del desempleo, de ahí que las sociedades -en este caso anónimas-
más importantes de nuestro país se estén empezando a dar cuenta que ante la
dejación del Estado tienen mucho que aportar. El programa de becas del Banco
Santander tiene buenos propósitos, pero es para universitarios y graduados, no
para "Ni-Nis". La Caixa ha hecho un gesto en Cataluña y se ha
comprometido a firmar hasta 700 nuevos contratos, pero todos ellos en la
provincia de Barcelona.
Más allá del programa
social de las financieras, la apuesta privada más importante por el empleo en
nuestro país la está haciendo la Fundación Telefónica, bajo el lema “Todos
incluidos”. La institución financiada por el gigante español de las
telecomunicaciones, a diferencia de otros programas, no se compromete a contratar
a nadie, sino que habilitará hasta 50 sedes repartidas por la geografía
española para desarrollar su particular propuesta: orientar profesionalmente a
los jóvenes en el mercado laboral.
Fuente: Fundación Telefónica
Para ello contará con la ayuda del
Ministerio del ramo en actividades tales como sesiones de coaching y
emprendimiento, que deben ser la semilla que dé con una salida profesional a
los jóvenes desempleados. La oferta incluye asimismo prácticas y ayudas directas al estudio
de cursos de Formación Profesional.
También Google arrima el hombro y lo hace
en el campo formativo, en su caso de manera totalmente orientada a la formación
en competencias digitales, marca de la casa en la empresa radicada en Silicon
Valley. La startup más famosa del mundo ha impulsado Actívate, una innovadora plataforma donde se imparten MOOCs
(cursos online) o se ofertan todo tipo de cursos en 21 ciudades
españolas, siempre gratuitos. Marketing Digital, Analítica de Datos o
Desarrollo de Apps son algunos de los cursos que ofrece Google a los jóvenes
que busquen su futuro en el sector de las nuevas tecnologías.
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