domingo, 7 de diciembre de 2014

El fútbol español en el punto de mira


¿La violencia en el fútbol deteriora la imagen de los clubes?


Barcelona. 07/12/2014. Pilar Bayón, Juli Climent, Meritxell Salas y Núria Veciana.- Francisco Javier Romero Taboada, seguidor gallego de 43 años, falleció el pasado domingo día 30 de noviembre tras ser apaleado y lanzado al río Manzanares por parte de algunos componentes radicales del Frente Atlético, uno de los grupos ultras más agresivos y peligrosos que se pueden encontrar en el fútbol español. “Jimmy” o “El Abuelo”, como se le conocía entre sus familiares y amigos, formaba parte de los hooligans del Deportivo de la Coruña, los denominados Riazor Blues, grupo peñístico con el que acudió a la capital de España a presenciar, teóricamente, un partido de balompié entre su equipo y el equipo colchonero.

Sin embargo los acontecimientos acaecidos en los aledaños del Vicente Calderón ponen en duda que los Riazor Blues fueran, únicamente, a ver el duelo entre ambos clubes. Y es que, según apuntan algunas informaciones –negadas por el Cuerpo de Policía Nacional y la Comisión Nacional de Deportes- se había “acordado” el encontronazo entre los dos grupos radicales, cuyas ideologías políticas son antagónicas, por medio de las redes sociales. De ahí a la magnitud de la reyerta, una de las más violentas de los últimos tiempos en el panorama futbolístico español, en la que se enzarzaron miembros ultras de Frente Atlético (creencias cercanas a la extrema derecha) contra componentes de los Riazor Blues (ideas de extrema izquierda), secundados por algún socio de los Bukaneros (ultras del Rayo Vallecano) y de los Alkor Hooligans (ultras del Alcorcón), cuyas ideologías son parejas a las de la hinchada coruñesa.

Antecedentes de violencia en el fútbol

El caso de Jimmy no ha sido el único en los últimos años. Incidentes como el de Aitor Zabaleta en 1998 conmocionó a la sociedad española. Este aficionado de la Real Sociedad fue asesinado también en las proximidades del Estadio Vicente Calderón, al igual que Jimmy, por un integrante de la sección Bastión perteneciente al Frente Atlético.

Los asesinatos en este tipo de eventos deportivos no solo han ocurrido a manos de grupos radicales. Las fuerzas del orden acabaron con la vida de Iñigo Cabacas en 2012 al recibir el impacto de una pelota de goma, lanzada por uno de los miembros de la Ertzaintza. Pero, en pocas ocasiones, estas muertes han generado la toma de medidas por parte de las autoridades deportivas y los clubs. Únicamente, la muerte de Guillermo Alfonso Lázaro, fallecido a causa de una bengala cuando tenía trece años, provocó que se prohibiera el uso de bengalas y cohetes en los campos de fútbol.

Violencia en el fútbol español on Dipity.
Fuente: Meritxell Salas


Los clubes como causantes de la violencia

La violencia es un grave problema que afecta a la sociedad en general convirtiéndose, la violencia en el deporte, en una expresión manifiesta que acecha a la misma. El Dr. Ovidio Fernández sostiene en La violencia en el deporte que “los causantes de la violencia son los propios responsables deportivos” mediante la autorización o la subvención a los grupos ultras y, en algunos casos, potenciándola a través de las declaraciones. Y es que, desde hace años, algunos equipos han arropado a estos grupos ultras con el precepto de que son uno de los colectivos que más animan y que no dejan de formar parte de la afición. Una realidad que, a raíz de la última muerte producida en España, ha llevado al Consejo Superior de Deportes (CSD), la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y la Federación Española de Fútbol (FEF) a firmar un acuerdo en el que los clubes de Primera y de Segunda deberán poner fin a sus relaciones con los grupos ultras ya que, en caso de colaborar directa o indirectamente, podrán ser castigados con la pérdida de puntos o con el descenso de categoría. Asimismo, el Dr. Fernández apunta que la violencia deportiva es casi equiparable al terrorismo, pues ha llegado a causar más de “1.500 fallecidos en todo el mundo en treinta años”. Además, concreta que en muchas ocasiones se utilizan métodos similares a los del terrorismo callejero o la guerrilla urbana.  

Una decisión importante, nacida desde el seno deportivo, ante los once muertos registrados por violencia en el fútbol español desde 1982. Aún así, esta cifra parece irrisoria cuando se compara con países como Argentina donde se han producido casi 300 muertes en unos 90 años de historia. Así se recoge en un informe publicado por Salvemos el fútbol, una organización sin fines de lucro que lucha por erradicar la violencia en el fútbol argentino desde la colectividad. Unas cifras disparatadas pero insuficientes ante las cuales, ni dirigentes políticos ni deportivos, parecen darse por aludidos para comenzar a tomar las medidas necesarias respecto a este problema.

¿Existe un deterioro en la imagen de los equipos?

En España, al igual que en la mayoría de los países europeos, el fútbol es el deporte más popular, que levanta pasiones y mueve aficionados que siguen muy de cerca los acontecimientos deportivos de sus respectivos clubes. Las cantidades de dinero que se mueven en la actualidad, el número de aficionados, los espacios que dedican los medios de comunicación a los deportes y la importancia de la marca que se asocia a equipos y deportistas se ha multiplicado en estos últimos años.


Albert Aguilar, publicista y aficionado al deporte, explica que el deterioro en la imagen de un club no depende ya tanto de hechos violentos como los acaecidos sino más bien de las acciones que tomen los clubes a posteriori. “Hay un cierto deterioro porque es evidente que tener grupos pro-nazis no está bien visto, pero eso es algo que el público ya tiene asumido. De la gestión que haga un equipo de una crisis, dependerá la imagen que éste transmita”, afirma. Asimismo, German Parreño, jugador del Espanyol, considera que no hay que vincular la violencia de estos actos con el espíritu del fútbol y que “el deporte en sí mismo no genera violencia”. Por otro lado, Miguel Prados, sociólogo especializado en fenomenología, considera que el problema tiene una gran complejidad y señala que, por algún motivo, “el fútbol siempre ha estado ligado a la violencia más que en cualquier otro deporte”. Por esta razón, sostiene que “las conductas agresivas deterioran la imagen deportiva debido a la posibilidad de permanecer en el anonimato que tienen los individuos que cometen estas agresiones”.

Y ahora… ¿Se tiene miedo en las gradas?

Llegados a este punto nos preguntamos cuál será la reacción, a partir de ahora, de los aficionados “convencionales” a la hora de acudir a los estadios en partidos considerados como “de alto riesgo” o en choques en el que, los ultras de uno y otro equipo, sean rivales en cuestiones deportivas o en ideología política.

“La solución pasa por llevar una vigilancia extrema en la venta de entradas, tanto por parte de los locales como de los visitantes, personalizando si es necesario cada una de los pasos para poder tener identificadas siempre a las personas que adquieren los tickets” afirma Jordi Ballester, presidente de la Penya El Racó, de la sección de baloncesto del Barcelona. “Hay que extremar las precauciones por parte de los clubes, de la policía y de los propios aficionados si queremos que el fútbol pueda tener opciones de erradicar la violencia en la Liga BBVA” sostiene Carlos Rayuela, licenciado en Psicología y actualmente cursando una especialización en Psicología Deportiva. Además, el joven catalán de 25 años ofrece su perspectiva sobre si el temor se apoderará de los amantes “pacíficos” del fútbol: “No creo que lleguemos al punto de acudir con pavor a los campos españoles, no son estadios calientes como los griegos o los serbios, pero estoy seguro que estos recientes acontecimientos ayudarán a extremar las medidas de seguridad por parte de todos los implicados y facilitarán las denuncias de hinchas que vean comportamientos poco deportivos para evitar llegar a este tipo de situaciones”.


Los recientes acontecimientos han servido para dar el pistoletazo de salida a una exhaustiva búsqueda contra la violencia en los terrenos de juego o fuera de ellos en el fútbol español. Veremos, pues, si las muertes de Aitor Zabaleta (hincha de la Real Sociedad) y de Francisco Javier Romero Taboada son el punto y final a un desagradable abanico de acontecimientos lamentables y atroces de peleas físicas y verbales entre aficiones de un mismo deporte.

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