Barcelona. 14/12/14. Pilar Bayón, Meritxell Salas y Norma Vila.- El número de jóvenes catalanes
-comprendidos entre los 16 y 29 años- que se están replanteando emigrar a
otros países europeos con el objetivo de encontrar un empleo está creciendo
notablemente. La cifra de jóvenes que han emigrado al extranjero en los últimos
años es de 19.700, la mitad de ellos en los últimos dos años. El
crecimiento anual ha sido superior al 9% desde 2011 y la cifra total de
emigrantes jóvenes ya alcanza los 55.319, según el Idescat.
La provincia que más jóvenes perdió durante este lustro fue Barcelona, con
43.946, frente a Girona (3.857), Tarragona (3.764) y Lleida (3.752).
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| Fuente: El País |
El paro, la precariedad, la temporalidad, la
parcialidad y la destrucción del trabajo son las principales causas de la
emigración de los jóvenes a otras ciudades europeas en busca de un futuro
mejor. Avalot-Joves
de la UGT de Catalunya -la primera asociación sindical juvenil-
ha alertado que desde el 2009 hasta el 2014 el número de emigrantes jóvenes se
ha incrementado un 55,62%. El sindicato, ha presentado recientemente el tercer
informe Joves Emigrants Sobradament Preparats, Generació JESP, para
poder denunciar esta situación que sufren millones de jóvenes catalanes que se
ven en la obligación de ir a buscar empleo fuera de su país.
La situación laboral actual de algunos de los países
europeos presentan algunas diferencias bastante considerables. El 44% de los
empleados de Alemania, Reino Unido y la República Checa cuentan con un empleo a
tiempo completo, mientras que el caso de Italia y España se reduce a la mitad
(20%), según un informe del Instituto Vodafone sobre la juventud europea. Es
por esta razón que los principales destinos son Londres, Alemania o
Francia, que se convierten en el punto de mira de estos jóvenes.
Muchos jóvenes parecen tener asumido
que salir de España puede ser la única opción para encontrar un empleo y, por
lo tanto, también un futuro prometedor. Así lo han reflejado las cifras de
jóvenes que han emigrado al extranjero. “Aquí, en España, no tenemos nada
asegurado”, coinciden las palabras de Marc Carrera y Sandra Lara,
dos jóvenes viajeros en busca de oportunidades. Marc tiene una licenciatura en
Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF) y lleva más de dos años
viviendo en Londres donde consiguió un empleo en un centro deportivo. “Desde
que empecé mis estudios tenía claro que debía coger un avión y buscarme la
vida. Así que decidí hacer las maletas después de acabar mis prácticas
académicas”, explica. Marc no quería quedarse en Barcelona y terminar
trabajando en un hotel, en una tienda de ropa o en un restaurante, “yo quería
trabajar de lo mío y en Londres encontré la ocasión”.
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| Sandra Lara en una excursión en Rheinfall (Suiza) Imagen cedida |
Pero no todos los casos son iguales. Sandra estudió hasta
bachillerato al no poder costearse el precio de una carrera durante cuatro años
y los gastos de desplazamiento mensuales que conlleva. “No quería que mis
padres tuviesen que pedir un crédito para que su hija estudiase en la
universidad… Creo que, si hubiesen hecho algo así, me sentiría siempre en deuda
con ellos”, comenta. La joven considera que resulta igual de complicado
encontrar un trabajo tengas o no una carrera universitaria. Así que, desde hace
casi tres años, Sandra trabaja a temporadas como aupair con una familia
suiza. Allí, la familia se encarga de proporcionarle una habitación dentro de
la vivienda familiar, corren con los gastos de alimentación como si fuese un
miembro más y le proporcionan una remuneración económica por cuidar de los
niños y enseñarles español.
Aun así, ambos consideran que no es fácil estar lejos de
la familia aunque la tecnología, a día de hoy, permita acercar posiciones. “No
quiero llegar a los 27 o 28 años y continuar dependiendo de mis padres sin
tener ninguna expectativa a medio o largo plazo”, dice Sandra. “Al final, esta
situación pasará factura a España. La fuga de cerebros que se está produciendo
terminará perjudicando al país”, asegura Marc. A los dos jóvenes les
gustaría poder tener una oportunidad laboral en España y poder regresar a
su entorno habitual. Aun así, consideran positiva esta experiencia debido al
aprendizaje personal y profesional que están viviendo. Mientras tanto, solo les
queda tomarse esta situación con humor y agarrarse a la cómica frase de “España
tiene varias salidas: por aire, mar y tierra”.
Pero no todos los jóvenes se encuentran capacitados
económicamente o personalmente para afrontar un cambio así, dejándoles en una
situación de desamparo. “Yo actualmente no puedo afrontar salir fuera porque
debo cuidar de mi madre enferma”, dice Ángela, que antes trabajaba en un
bar y no encuentra trabajo desde hace 6 meses.
Ante esto, Fátima Ibánez, ministra de empleo
y seguridad social, ha anunciado que el desempleo juvenil es “uno de los
desafíos más relevantes a los que se enfrenta la política económica del siglo
XXI”, pero que España ya está realizando dos estrategias para evitar que el
paro juvenil aumente. Por un lado, las medidas de la Estrategia de
Emprendimiento y Empleo Joven, de las cuales se han beneficiado 47.291 personas
en Cataluña según datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Por otro
lado, el programa de garantía juvenil puesto en marcha por Bruselas.
Este implica 6.000 millones de euros hasta 2015 para facilitar el empleo a los
jóvenes, de los cuales 1.887 son para España.
Sin embargo, las cifras no son tan
alentadoras y un estudio elaborado por la investigadora del Instituto de
Economía, Geografía y Demografía del CSIC (IEGD) Amparo
González-Ferrer para Fundación Alternativas eleva a 700.000 el número de
españoles que han emigrado con la crisis económica. Podemos ver como España
está viviendo un periodo de cambio. Hace unos años, España, era un país que
recibía un gran volumen de inmigrantes, especialmente en Cataluña con 1.186.779
personas, según el Padrón de de habitantes en 2012. Ahora los papeles se
están cambiando y son nuestros jóvenes los que se ven en la necesidad de viajar
a un país extranjero para encontrar oportunidades y poder labrarse un futuro
mejor.
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| Fuente: El País |
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